jueves, 30 de abril de 2015

Alteraciones del lenguaje y la comunicación en personas con déficits sensoriales.

¡Hola!.
Ahora sí, vamos a explicar el déficit auditivo.

¿Qué es el déficit auditivo? Se denominan así a las disfunciones o alteraciones cuantitativas para una corrercta percepción auditiva. Se integran en ellos desde la hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva que permite la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva), hasta la pérdida total de la audición, también llamada cofosis o sordera (el lenguaje no se puede adquirir por vía oral, pero sí por vía visual).

Pueden establecerse diferentes clasificaciones de las hipoacusias y sorderas atendiendo al lugar en el que está localizada la lesión y al grado de pérdida o momento de la aparición de la hipoacusia.
En este último caso, hablaremos de sordera postlocutiva en los casos en los que la pérdida auditiva se produce después de haber adquirido lenguaje oral; y prelocutiva si dicha pérdida aparece previa a la adquisición del lenguaje.

Si tenemos en cuenta la zona del oído afectada, o localización de la lesión, hablamos de:
  • Hipoacusia conductiva o de transmisión. El problema se localiza en el oído medio o externo.
  • Hipoacusia perceptiva o neurosensorial. La zona afectada se corresponde con el oído interno o la vía auditiva central.
  • Hipoacusia mixta. Con problemas tanto perceptivos como conductivos.
Una persona cuyo umbral de audición tenga un valor mayor de 20 dB (decibelios), es decir, todos aquellos sonidos que se emitan por debajo de 20 dB no los percibe, tiene una pérdida auditiva.

Así pues, teniendo en cuenta el grado de pérdida auditiva, determinaremos los diferentes tipos de deficiencia auditiva.

 Demostración de deficiencia auditiva:

  1. Audición normal: -10 a 20 dB
  2. Leve: 21 a 40 dB
  3. Moderada: 41 a 70 dB
  4. Severa: 71 a 90 dB
  5. Profunda: superior a 91 dB

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